Para mi niño, lo mejor

Hemos visto en uno de los artículos, las ganancias y las pérdidas económicas asociadas a la pesca y venta de inmaduros. Queda claro, por tanto,  que la actividad furtiva persiste porque se trata de una cuestión económica; y por supuesto, porque hay demanda.

Hay algo tan importante como los números, o como el daño al caladero. Al tratarse de una mercancía ilegal, pescada furtivamente, su venta se hace de forma directa, a pescaderías y chiringuitos, dado que no sería permitida su venta en la lonja, por tratarse de un pescado en talla antirreglamentaria, capturado por embarcaciones ilegales, ejerciendo la pesca sin autorización, con artes prohibidos, y por tripulantes sin los requisitos exigidos. Nada en esta pesquería es legal.

El lector puede pensar que, dada la cercanía del caladero,  el carácter tan artesanal de la actividad, y  la inmediatez entre su captura y puesta en venta,  no hay duda alguna de su frescura y calidad y, por tanto,  nula necesidad de pasar la mercancía por el control de lonjas. Pero lo que el lector no sabe, o hace oídos sordos  porque no le interesa saber, es que estamos hablando de crías de boquerón o sardinas, una mercancía muy perecedera; y aquel cubo de 7-8 Kilos del que hablábamos en uno de los artículos, lleva consigo un chorro del conservante  «formol», para que pueda soportar las  horas que va a tardar en venderse al consumidor final,  en un buen estado visual, sin convertirse en una «plasta» inservible, e imposible de vender. Ese formol supone un riesgo para la salud pública, sin lugar a dudas.

El formol o formaldehído, es un potente conservante; el mas utilizado actualmente en los laboratorios de Anatomía Patológica para conservar órganos o cadáveres de animales. También llamado «formalina» a cierta concentración, se le conoce también como  fluido embalsamador, dado que retrasa la putrefacción de las células animales, fijando los tejidos, una vez se ha producido la muerte.

Se trata de un gas muy volátil, incoloro, y soluble en agua. Posee un olor penetrante e irritante, que al ser inhalado se metaboliza en el hígado, y en la sangre. Se trata de un producto altamente tóxico y cancerígeno. No voy a detallar la gama de síntomas y efectos que puede ocasionar, no solo en la piel, mucosa o en los ojos, sino también en los órganos internos, porque sería muy extenso. Si el lector piensa que exagero, solo tiene que  consultar algunas de las fichas que el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) presenta, en el catálogo de productos químicos, frente a los cuales hay que tomar medidas especiales de protección,  por aquellas personas que, en su trabajo, irremediablemente entran en  contacto con este producto. Algunos ejemplos  se pueden leer en la página web oficial de este organismo, en los siguientes enlaces:

http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Documentacion/FichasTecnicas/NTP/Ficheros/501a600/ntp_590.pdf

http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Documentacion/FichasTecnicas/NTP/Ficheros/821a921/873w.pdf

http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Documentacion/FichasTecnicas/FISQ/Ficheros/201a300/nspn0275.pdf

http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Documentacion/FichasTecnicas/FISQ/Ficheros/601a700/nspn0695.pdf

Se desconoce datos relativos a la forma exacta en que se usa este producto por los bolicheros como aditivo a los cubos con pescado inmaduros, el origen del producto, dosis, forma de aplicación, etc. Únicamente sabemos que es de uso habitual, porque es frecuentemente encontrado en las operaciones llevada a cabo  por la Inspección pesquera y la Guardia Civil: botes de formol vacíos o medio llenos, en el interior  de las barcas, de cubos, es algo frecuente en esta actividad clandestina. No obstante es muy posible, que su aplicación  en los cubos de pescado se haga de forma directa, añadiendo un chorro al cubo que contiene el pescado, al que ya se le ha escurrido el agua; por lo tanto, podemos estimar que la concentración de producto es  alta, aunque imprecisa. Se desconoce, por tanto, los posibles efectos concretos sobre la salud del aplicador, así como del consumidor. Lo que sí se conoce es su poder conservante para este tipo de pescado inmaduro. Al tratarse de una mercancía constituida por crías , de muy escaso tamaño (3-4 cm), éste presenta una coloración transparente, de poca consistencia, y escasa durabilidad. Altamente perecedera, es una masa de pescado muy pequeño, cuya comercialización sería imposible de no ser por la aplicación de un conservante, que le hace tener una apariencia de recién capturado.

 

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El formol ha sustituido desde hace unos años a la antigua costumbre de orinarse sobre los cubos de pescado recién capturado. Si no se ha añadido  formol al cubo, es porque alguno de los bolicheros u ocupantes de la barca se habrá orinado en él, dado el poder conservante de la urea contenida en la orina, junto a las toxinas y demás subproductos de desecho que ésta  lleva; por no hablar  de todos los restos, de diversa naturaleza,  (pelos, preservativos, trozos de celulosa, restos de limpieza del  puerto, restos de la desembocadura del Guadalmedina, y un largo y puerco etc.), que les puedo jurar que he visto,  que quedan retenidos en las tupidas redes que se utilizan en esta actividad pesquera, y que, junto con el pescado capturado, van a ese cubo.

Algunas personas con las que comento esto, piensan que es un argumento que utiliza la Administración Pesquera para disuadir a los consumidores; que lo de la orina es una leyenda urbana  falsa. Les puedo asegurar que todo lo que afirmo en este artículo, es rigurosamente cierto. No tengo ningún interés especial en esto ni en lo contrario, ni gano dinero con este blog, ni soy ecologista, ni tengo necesidad alguna de mentir ni disuadir a nadie. Y mucho menos, de atentar contra nuestras costumbres populares ni tradiciones gastronómicas.  Simplemente creo que es mi obligación compartir la información que poseo,  y que es del todo veraz, porque lo he visto; y no solo una vez, fortuitamente; es una práctica habitual, y diaria de la que son testigos tanto inspectores pesqueros como agentes del Seprona.

Mucha gente prefiere creer que todo esto es un bulo ecologista, intencionado para acabar con nuestras tradiciones; que un plato de «chanquetes» capturados ahí mismo, es lo mas fresco y saludable, y que siempre se han comido. En el chiringuito, un papá o mamá, pedirá un plato de «chanquetes», creyendo que es lo mejor que puede darle a su hijo…. «para mi niño, lo mejor».