El Reino del boquerón, «el plateado»

Los productos pesqueros que desembarca la flota profesional de Málaga, en los cinco puertos pesqueros de la provincia, son de una elevada calidad, gracias a su frescura,  al caladero del que proceden, y a la cuidada manipulación a bordo, de los profesionales. Y es que nuestras costas, bañadas por el Mar de Alborán,  están dotadas de unas  especiales características oceanográficas y  climáticas, que garantizan una riqueza biológica y pesquera en el mar, que cobran un énfaisis especial en algunas especies como el boquerón. De entre todos los productos pesqueros malagueños, si hemos de destacar un producto estrella, ese es “el plateado”: el escaso y bien valorado boquerón.

Con densidades poblacionales actualmente muy preocupantes, el boquerón es un pequeño pelágico que, tras alcanzar los 9 cm de longitud, desova en primavera y verano, en zonas cercanas a costa, donde se captura por las traiñas que componen la flota de cerco, ayudados en muchos casos por embarcaciones auxiliares llamadas “lucero”, cuya misión es atraer al cardumen o masa de peces. Antaño era la destreza del patrón la que permitía detectar los bancos a través de la fluorescencia del plancton al paso de los peces, en lo que se conocía como la pesca “al arda”. Hoy día la tecnología a bordo permite detectar con más facilidad los peces, para posteriormente ser rodeados y capturados por la red, que será cerrada en su parte inferior, al objeto de atrapar todas las capturas y aproximarlo al barco para su “copejeo”, mediante pequeñas redes llamadas “salabares”.

Las especiales características oceanográficas de nuestro litoral (corrientes de agua profundas y superficiales, temperatura, etc.), confieren al boquerón en nuestras aguas, unas peculiaridades que le hacen un producto de extremada calidad. Para que el lector pueda entenderlo de una forma fácil: la entrada en nuestro litoral mediterráneo de agua fría en profundidad, procedente del Atlántico, a través del Estrecho, hace que se produzcan unos giros  cercanos a la costa malagueña, que llevan consigo un ascenso o afloramiento de aguas profundas y ricas en nutrientes, fenómeno conocido como «up-welling», fertilizando nuestras aguas, elevando la producción de plancton, y haciendolas especialmente privilegiadas para la reproducción y alevinaje de muchas especies marinas, entre las que destaca sin duda, el boquerón: Engraulis encrasicholus, que en nuestro litoral es de elevada calidad, reconocida por todos, y que hace que su precio en la subasta de primera venta en lonjas alcance usualmente un precio considerable dada su escasez. Es algo similar a lo que ocurre con la quisquilla de Motril, la sardina de Vinaroz, y otras tantas especies, que, como consecuencia de la confluencia de muchos factores a nivel local, adquieren una calidad algo mayor que en otras aguas, aun siendo la misma especie.

http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2012/03/25/malaga-escasea-boqueron-alboran-frente-sardinas/495315.html

A pesar de ello, el boquerón lleva varios años «desaparecido». Atrás quedaron los extraordinarios niveles de capturas registrados en los años 2001 y 2002. Las causas no son del todo específicas: fluctuaciones anuales de reclutamientos, intrínsecas a las poblaciones de pequeños pelágicos, elevada presión pesquera, elevada mortandad de estadíos larvarios por causas diversas, contaminación de las aguas costeras, etc.; y sobre todo, la captura indiscriminada de inmaduros. La captura masiva de boquerón y sardina en estado inmaduro, tanto alevin como recluta, para dar cobertura a la fuerte demanda del consumidor, ha sido uno de los factores que pusieron en peligro la capacidad de regeneración del caladero, aún hoy en entredicho.